Las Comunidades de Aprendizaje hacen posible esa escuela o centro educativo que muchos antes soñaron y que hoy ya es posible: un lugar donde los alumnos están motivados para aprender, donde la implicación de los padres va más allá de la mera participación en las aulas, donde los mayores ayudan a los más pequeños y donde los profesores tienen como objetivos algo que va más allá de una charla en el aula.
Las Comunidades de Aprendizaje parten de una base: todas las niñas y niños tienen derecho a una educación que no les condene desde su infancia a no poder completar el bachillerato y por lo tanto a no acceder a un puesto de trabajo cualificado.
La fase del sueño en las Comunidades de Aprendizaje es el motor de arranque de la utopía, de la ilusión y del encantamiento. Es una fase proyectiva que consiste en imaginar y pensar entre todos los agentes de la comunidad escolar, el centro ideal al que les gustaría asistir, llevar a sus hijos o dar clases.
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